Lloraban las campanas.
La tristeza devoraba mi alma.
Miles de lágrimas contuve pero
convertidas en llanto brotaron desde mi
asediado corazón.
Tu alegría se marchó con las golondrinas
dejando un vacío en mis manos,
tan cruel y tan frío que doblegó mis
fuerzas.
Bocanada de viento que me rompió.
Crepúsculo amargo; posado en mis ojos, rasgó los pliegues a
desventura.
Eras amor, dulce en vida.
Tu muerte empujó mi letargo al abismo
del vértigo, de la desdicha; a estar sin ti.
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