domingo, 23 de septiembre de 2018

ESPACIOS URBANOS. PLAÇA CIRICI PELLICER DE BARCELONA



Muchas veces los Ayuntamientos deben determinar qué uso y qué aspecto le va a dar a un espacio en desuso o simplemente por actualizar, como un solar, una antigua plaza pública, un viejo mercado, una central térmica… Los proyectos urbanísticos de una ciudad se realizan con una meta muy clara y definida: son para la ciudadanía. El espacio común se comparte y se aprovecha, debe ser útil. Os expongo aquí un ejemplo.
Es un proyecto para la plaza Cirici Pellicer, en Barcelona. (ver imagen 1) 
 
1. Plaça Cirici Pellicer en 2018, estado actual




Su espacio es de unos 3.200 m2 aproximados, con una  ligera pendiente Este-Oeste.
Se determinó en el programa que la utilidad como espacio público pasara por estar dirigido principalmente a jóvenes que desearan realizar actividades con monopatines. Además debía equiparse con una zona de descanso, en forma de pequeña construcción para tomar refrescos y bocadillos.
La lectura arquitectónica plantea un espacio donde su organización es lineal, en una serie de franjas en paralelo transversales a la dirección alargada de la plaza que, desde su parte Sur más estrecha, se van ensanchando hacia el Norte. Y se recurre a los ángulos de 60 y 30 grados respecto al eje de la calle Eduardo Conde. Esta sucesión de franjas aparece como tramos de repetición. (ver imagen 2)



2. Plano del proyecto de Plaça Cirici Pellicer


 Dentro de ese mismo espacio, se van incorporando formas y volúmenes que sirven de bancos y de elementos obstáculo-decorativos, ordenados siempre linealmente. De esos elementos, destaca que todas sus formas son rectangulares excepto una, cilíndrica, y que surge bruscamente desde el pavimento abierto y aparentemente roto, simbolizando una intencionada fuerza rebelde del subsuelo. (ver imágenes 3 y 4)

3. Bocetos de los elementos de construcción de la Plaça Cirici Pellicer
 

4. Perspectiva de la Plaza Cirici Pellicer mirando al Tibidabo



Se produce con todo una sensación de movimiento y de crecimiento desde la parte más baja de la plaza hasta la más alta. Se acomoda a la topografía del terreno, invitando a ir ascendiendo sin dejar de perder las vistas, mirando hacia el Tibidabo.
Este proyecto no ejecutado fue diseñado por Noemí Cuscó y Dionisio de la Cruz.

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