sábado, 30 de abril de 2016

TUS LÁGRIMAS




No estés triste, reina del aire
Que tú eres grande y poderosa
Si sabes henchir los pulmones y las velas
¿cómo sueltas tu sonrisa y
me dejas morir atado a tus lágrimas?

viernes, 22 de abril de 2016

SI, RECORDAMOS A CERVANTES


Sorprende lo distinto que resulta todo en la vida según el contexto histórico con que lo veamos. ¿Qué diría ahora Miguel de Cervantes si supiera que en pleno siglo XXI todo el mundo le reconoce como el máximo exponente de la literatura castellana? ¿Qué cara pondría si supiera que aquella obra que escribió sobre un tal Don Quijote es hoy, después de la Biblia,  el libro más editado y traducido de la historia?

Si retrocedemos cuatro siglos atrás, veremos a un hombre de sesenta y ocho años, en su último año de vida, siempre dedicado a sus ocupaciones y a escribir. Él, cuya verdadera vocación era ser buen dramaturgo, se dio cuenta de que sus comedias, obras de teatro y entremeses que había escrito durante años, no serian tan valoradas como esa novela de aventuras que ideó cumplidos los cincuenta años y que publicó ocho después. No la consideraba su mejor novela y aún así despertó buena crítica. Sí, tal vez reconocía que era muy entretenida y un tanto peculiar, donde mezclaba drama, comedia y épica, salpicada de personajes que creó… ¡inspirándose en algunos familiares de su esposa!

Y es que pasó por tantas vivencias que no dudaba en plasmarlas en sus obras: porque fue soldado del rey Felipe II y sufrió la guerra, porque quiso ser funcionario del reino, comisario de abastos y recaudador de impuestos, porque fue secuestrado por piratas turcos, porque fue encarcelado un par de veces… sí, le pasó de todo.

La aventura le impulsó a escribir aquella novela sobre un soñador desfasado, anticuado y medio loco, mas no estaba pensada para ser su gran obra. Hay que tener en cuenta que escribió siempre, desde muy joven, empezando con poesía castellana y luego bebiendo del arte y del estilo que halló en poemas de caballeresca italiana, no sintiéndose nunca un buen poeta. Y tuvo que ser al final de sus años y casi sin saberlo, cuando presentó algo único: un realismo como estética literaria, una verdadera novela moderna.


No se creía un gran escritor. Y también se equivocaría si pensó, al morir, que lo enterrarían y ya está, como a todos, o que, después de enterrado, pocos te recordarán y ninguno te buscará.

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