sábado, 31 de octubre de 2015

PENSAMIENTOS DE UN HOMBRE CELTA



"Dulces y castañas" 
Técnica acuarela 30x21

“Está anocheciendo. Atrás quedaron las jornadas de calor  y sabemos que los días helados asomarán por el horizonte.  Estamos entre dos tiempos muy diferentes.

Los campos ya están desnudos de hortalizas, de coles, calabazas y grano que tendremos que almacenar. Cada tarde el sol se pone antes y la oscuridad nos obliga a encender los candiles de casa,  con más prontitud. Dentro de varias lunas viviremos más tiempo en nocturnidad.

Tantos momentos de oscuridad nos hace recordar con más fuerza a los familiares y amigos que amamos y que ya no viven con nosotros. Los que sobrevivimos creemos que quizás sea éste el momento oportuno para que puedan acompañarnos, aunque sea por unos instantes. Sería un gran consuelo que estuvieran con nosotros.

Les pedimos que hoy regresen, a lo que fueron sus hogares y, para recibirlos, les iluminamos el camino con pequeñas brasas, colocadas dentro de algunos nabos que vaciamos. Encenderemos una vela por cada uno de ellos, recitando en voz baja una sencilla oración en su recuerdo.


Hoy tomaremos algunos dulces, castañas asadas y un poco de vino. Quizá después saldremos un momento afuera, junto al bosque, y contemplaremos las estrellas. Muy fijamente.”

sábado, 24 de octubre de 2015

COLORES VIVOS


Resulta curioso que un joven de treinta años, después de haber estudiado Derecho y Económicas, se decida a ser artista. Eso fue lo que hizo el ruso Basili Kandinski a finales del siglo XIX. Y no debió ser fácil, más aún cuando tuvo que estudiar en una academia privada por que al principio no le admitieron en la Academia de Arte de Munich. Parece mentira pero así fue.

Kandinski siempre creyó en el color, incluso lo interpretaba de una manera muy diferente: no era cuestión de rojo-cálido o azul-frío; él los relacionaba con los sonidos y las notas de un piano, las mismas que aprendió de muy joven cuando recibió clases de ese mismo instrumento y de violoncelo.

Después, su interés por descifrar y desarrollar la pintura le llevó a escribir dos libros,  influenciado por las ideas teosóficas de entonces cuyo criterio básico era que toda creación parte de un punto. Así es como empezó a pintar colores entre puntos y líneas.
Huyó de la Revolución rusa pues le recriminaban que su pintura era demasiado burguesa. Y más tarde tuvo que abandonar la Alemania nazi, porque le acusaban de ser un pintor degenerado. Es lo que tiene la política, que muchas veces se riñe con el Arte.  

Si queremos ver su interesante y extensa obra, estará expuesta en Madrid, desde estos días y hasta febrero próximo de 2016.


"El octubre colorista de Kandinski" 
técnica a rotulador 45x33 

sábado, 10 de octubre de 2015

RECUERDOS DE UN PINTOR

Escribir sobre la tristeza y sobre todo aquello que nos perturba siempre debe hacerse en pequeñas dosis.  Como un analgésico, es una acción que calma ese extraño sentimiento de dolor que perdura en lo más profundo de nuestra consciencia. A quién más y a quién menos la intensidad de ese dolor logra desequilibrar a las mentes de la manera más insospechada.

Hoy quiero escribir sobre esas mentes sensibles, esas que sufrieron el duro trance de tener que vivir momentos difíciles y angustiosos. La enfermedad y la muerte de familiares tan cercanos como los padres y los hermanos desembocan en un camino de soledad que se torna enrarecida; el polvo de ese camino no hace más que ahogarnos de por vida. Miedo al descubrir el lado más oscuro de la muerte, temor al comprobar que las sensaciones se convierten en  torbellinos de ansiedad, al sospechar que el dolor inicia una gigantesca espiral hacia la sinrazón y la incoherencia; directa a los indicios de la locura.


Quisiera referirme hoy a un pintor noruego que pasó por la situación que acabo de exponer. Vivió entre los siglos XIX y XX y murió en tiempos de  una trágica guerra mundial. Hoy recuerdo a Edward Munch, un artista que perdió a su madre a los cinco años, que vio morir a su hermana enferma a los catorce; que sufrió las obsesiones y el extraño carácter de su padre. Mi escrito de hoy es para recordar a un hombre que abandonó la carrera de ingeniería para dedicarse al Arte y la Pintura; para plasmar en sus cuadros todo un universo de tristes vivencias, imágenes de extrema expresión fijadas entre trazos y líneas gruesas que intencionadamente flotaban entre simbólicos colores. Un pintor hundido en la nostalgia, en el miedo, en la ansiedad, en una personalidad conflictiva y desequilibrada. Un hombre  dotado de extrema sensibilidad y convencido de que, según afirmaba, no pintaba lo que veía: pintaba lo que recordaba.

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